Duerme… amada mia, descansa porque la noche ha sido larga para ti pero corta para mi. Sueña…amada mia que yo cuidare tu sueño de donde he sido las alas toda la noche.
Suspiro… porque una noche… no alcanza para llevarte a recorrer el paraíso y darte a probar los frutos más delicados y deliciosos que solo nuestros cuerpos ardientes en deseo pueden disfrutar.
Te veo ahí con el cuerpo semidesnudo después de una noche de gemidos y lagrimas, sudor y temperatura y no me atrevo ni a moverme para no despertarte, te ves como un angel en el regazo de la gloria del Dios que me permitio amarte durante una larga pero corta noche.
Describir todas las sensaciones que mi cuerpo recibio en el mar de tu piel seria nunca terminar de hablar de lo bello que es navegar por tu inmensidad de todo el furor que no solo excito mi cuerpo sino tambien mi mente al entregarse pleno a tu fuego corporal.
Sigo observandote y recuerdo cada instante en el que acariciaba cada contorno de tu piel humeda al compas de la melodía de tus gemidos y besos ardientes de deseo ahora es la calma que nos inunda, el silencio hace presencia después de haberse quedado mudo toda una noche por nuestros besos, caricias, gemidos y sonidos que solo nuestros cuerpos excitados y llenos de deseo puedieron evocar.
Una noche no alcanza para amar a un ser tan simple y tan complicado como lo eres tu mujer
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