lunes, 6 de octubre de 2008

Delirio y gemidos


Aun no salgo de mi asombro y deleite, del letargo de mi pensar en la situación que mis oídos gozaron y disfrutaron de tu ser envuelto en la pasión del calor, en la necesidad del fuego y el frió de la situación.


Cuanto placer sentí tan solo con oírte e imaginarme como se ponía tú cuerpo con las caricias, caricias que deseaba darte, levantaste mi deseo de una cama compartida, entre tus brazos y tú cuerpo diosa divina.


Me sentí halagado el saber que aunque estuviera lejos pudiera sentir el gemir de tu cuerpo, me extasió esa necesidad que tu cuerpo pedía y yo no podía llenar, cuanto calor, cuanta delicadeza, en cada palabra en cada gemir, en cada deseo.


Dejaste mi pensamiento lleno de palabras sin poder salir y tantos deseos encontrados en la pasión de tu cuerpo, que sin palabras hablaba, que sus deseos con gemidos expresaba, deleite de mis oídos fue.


Y ahora que estoy en estas cuatro paredes que arman tu cuarto, en un ambiente de calma, vuelven a mi mente tus delirios, tus gemidos, tu deseo, cuanto calor así aquella noche para que cuerpo necesitase de mil caricias para volar.


Veo tu cama y desearía verte ahí, en la calma de tu pasión a flor de piel. En la necesidad de tu calor, en cada recuerdo que dejaste en mi mente, fue delirante, extasiante y muy placentero saber q estabas ahí y solo ahí, para ti y para mi.

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